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Nuestro Vía Crucis

Señor, somos comunidad a tu servicio, y desde la sencillez de nuestra tarea cotidiana queremos hacer un alto para honrarte en esta Semana Santa y para rezarte juntos, para acompañarte en tu camino y para que nos acompañes en el nuestro, tantas veces camino de cruz, de cansancio, de desorientación y también de soledad.

También, por supuesto, de gratificaciones, de esperanza y de encuentros

Que este camino Señor, no se trunque en el dolor sino que nos lleve a horizontes nuevos, que abra senderos de esperanza y de alegría. Que sepamos ver y creer que más allá de la Cruz está la resurrección, la vida nueva y abundante que emana de tu amor y tu entrega



 

1º Estación: Jesús es condenado a muerte (La niñez condenada a muerte)

La niñez condenada a vivir una vida de muerte, de violencia, de abandono, de papá y mamá ausentes, de soledad, de frío en el cuerpo y en el alma, de gestos duros y de gritos, de ignorancia, de rechazo, de desamor. De miradas sin encuentros, de preguntas sin respuestas, de dolor encallecido, de presente sin futuro, de ausencia de sentido, de confianza mutilada, de silencios que sangran en lo más profundo del alma. Niñez sin infancia.

Señor bueno, que amas lo pequeño y lo débil, te pedimos que nos ayudes a mirar de una manera nueva el rostro, los ojos de cada uno de nuestros niños. Que sepamos leer el hambre de amor auténtico y gratuito que subyace en sus corazones.

Danos la sensibilidad, la voluntad y la sabiduría para hacerles el bien en el tiempo que permanezcan en esta nuestra casa.

 

2º Estación: Jesús carga con la Cruz y se dirige al calvario

En silencio, Señor, tomas la Cruz y empiezas a andar con ella a cuestas, en medio de un algarabío de voces y de gritos que te atacan.

Cuánto grito, cuánto ruido interno interrumpe nuestro camino, contamina nuestro quehacer de cada día. Cuantas veces Señor nos paralizamos, cuántas veces experimentamos la tentación de caminar sin la cruz, y buscamos evadirnos dando respuestas superficiales que no nos comprometan tanto. Pero nos invitas a cargar con nuestra cruz; cruz que puede ser faro de luz, que puede ser fuente de alegría, sostén, identidad, lugar digno en el mundo.

Que sepamos Señor, situarnos en nuestro lugar, buscar la paz del corazón, tener el coraje de descubrir nuestra misión en la vida y en esta casa, y entregarnos a ella como Jesús se entregó a la cruz.

 

3º Estación: Jesús cae por primera vez

Cansado, golpeado, injustamente tratado, Jesús, bajo el peso de su Cruz que carga los pecados del mundo, cae rendido al suelo.

Qué duro caer en la desesperanza, en el desconsuelo, en la soledad, en la impotencia. Pero es más duro caer en la indiferencia, en la superficialidad, en el enojo, en el individualismo. Jesús cae porque asume el compromiso de la cruz, cae rendido pero está en el camino. Cae pero se levanta

Señor, no permitas que nos hagamos a un costado del camino. Danos la fuerza para levantarnos después de cada caída. Que tu misericordia infinita nos sostenga y nos ayude a seguir en el camino de tu amor.

 

4º Estación: Jesús encuentra a su madre

La mirada de la madre es el consuelo de todo hombre cuando está en soledad, cuando sufre. Jesús se encuentra con su madre y, seguramente, en medio de tanto dolor, recibe el consuelo de su mirada amorosa, que le transmite la fuerza y la confianza en la Obra de Dios.

Cuántos niños necesitados de su mamá! Cuántas madres que no pueden o no saben sostener ni acompañar ni cuidar a sus hijos! Qué desencuentro tan profundo que deja huellas en el alma para siempre.

Señor Jesús, danos un corazón generoso y fuerte para poder transmitir la imagen de amor materno que necesitan nuestros niños. Sin ser la madre, que podamos hacer de madres acompañando la infancia, enseñando con paciencia, cobijando, escuchando, respondiendo, sanando, acariciando, alentando, corrigiendo, ofreciendo la calidez para que se animen a crecer en el bien. Y que un día Señor, puedan encontrarse con su madre...con tu Madre

 

5º Estación: El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz

En el camino, alguien obliga al Cireneo a ayudar a Jesús, y este gesto alivia por un momento su sufrimiento, le da el aliento que necesita para continuar en el camino hasta cumplir su misión en este mundo.

Que estemos dispuestos, Señor, a ayudar a otros, a entender su necesidad, a estar dispuestos para servirlos, para aliviarlos. Siempre tenemos algo valioso para dar, aunque a veces creamos que no servimos, que no sabemos o que no valemos. El Señor nos invita a entregarnos y poner todo nuestro ser y saber al servicio de nuestros niños, para que la Ciudad de los Niños sea el soporte que les permita crecer y encontrar su propio lugar en el mundo.

 

6º Estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús

El rostro y los rasgos de nuestros niños, y de la humanidad toda, Señor, se va endureciendo y desfigurando. Vamos perdiendo nuestra dignidad, nos encerramos en nosotros mismos y ya no nos importa ni el sufrimiento ni la alegría de los otros. Cada cual defiende su propio espacio y atropella o ignora el derecho de los demás.

Señor, que el paño suave y arriesgado de la Verónica limpie las manchas de nuestra humanidad herida, seque el sudor de nuestro cansancio, borre el egoísmo de los corazones y descubra rostros limpios capaces de mirar a los ojos, de brindar una sonrisa, una mirada tierna y acogedora que dé calor de hogar.


 

7º Estación: Jesús cae por segunda vez

Nuevamente el Señor cae. Su rostro toca la tierra y su sangre se mezcla con las arenillas del camino. Cae al suelo haciéndose uno con los hombres. Camina el barro de nuestra pequeñez. Entre todos, lo empujamos hacia abajo, hacia nuestra condición de pecadores.

Señor, Dios hecho carne humana, te pedimos perdón por todos nuestros pecados. Te pedimos perdón por las faltas de paciencia, de humildad, de generosidad, de entrega. Te pedimos perdón por no aceptar la cruz de cada día, por no poner mayor esfuerzo en mi tarea, por negarme al diálogo, por faltar a la verdad, por no poder reconocer mis errores.

Te pedimos perdón por no ser instrumento de paz y de alegría.

 

8º Estación: Jesús se encuentra con las mujeres piadosas

Fiel a la voluntad del Padre, Jesús continúa su doloroso vía crucis en silencio. No lleva la Cruz para generar en nosotros sentimientos de lástima, para provocar llantos. Lo hace para salvarnos del pecado y devolvernos la amistad con Dios.

Señor, que nuestra fe no sea superficial ni se quede en el llanto ni en la queja ni en la mirada pesimista de la vida. Te pedimos que nos des la fuerza y la decisión para avanzar en el cumplimiento de nuestra misión como madres, esposas, hijas, hermanas, como servidoras dignas en esta tarea diaria

 

9º Estación: Jesús cae por tercera vez

Ya es la tercera caída y Jesús, con todo el peso de la cruz se vuelve a levantar, movido por el amor de cumplir enteramente la misión que el Padre le encomendó.

Dios nuestro, nos diste el ejemplo de tu fidelidad y de tu fortaleza. Señor, que tengamos la valentía de seguir tus pasos, de levantarnos, de abrir caminos de bien para los demás. Que seamos Señor, generosos y creativos poniendo a tu servicio todas nuestras capacidades. Te entregamos también nuestras limitaciones, para que las transformes en posibilidades para el bien de los demás.

 

10º Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

Desnudado, expuesto, burlado, ridiculizado…

Cuántas veces hacemos la vista gorda y nuestros niños quedan en esta condición, sujeto a burlas, expuesto en sus errores, en sus defectos, en sus debilidades. Señor, que aumente nuestra caridad para que cada niño descubra su dignidad de persona y se vea revestido del amor y el consuelo de Jesús

Cuántas veces Señor nos quedamos despojados, sin herramientas, sin recursos, sin respuestas, sin saber qué o cómo hacer. Señor, que sepamos ayudarnos, aprender y crecer en comunidad asumiendo cada cual la tarea propia, pidiendo ayuda en el momento preciso, aportando generosamente la experiencia, contribuyendo a la unidad de nuestra casa, no creyéndonos los dueños de la verdad, respetándonos mutuamente.



 

11º Estación: Jesús es crucificado

Los clavos perforan tus manos y tus pies. Estás suspendido en la Cruz, que se convertirá después de tu Resurrección en el signo de Salvación para todos los hombres.

Tu cuerpo y tu alma entregados por amor. Señor, que aprendamos de tu entrega hasta el final. No te has quedado con nada. Todo ha sido dado por amor. Enséñanos a entregar la vida, a morir a nuestras debilidades, a renunciar a nuestras comodidades, sabiendo que cada gesto generoso será transformado y redimido en el amor de Dios.



 

12º Estación: Jesús muere en la Cruz

La misión está cumplida. Viniste a entregar tu vida y la entregaste plenamente (hacemos un momentito de silencio para contemplar a Jesús muerto)

 

13º Estación: Jesús es bajado de la Cruz

Bajado de la Cruz, el Cuerpo muerto de Cristo en brazos de María y de algunos discípulos no es imagen de derrota sino camino necesario de redención. Sólo unos pocos acompañan al maestro.

Señor, que sepamos permanecer a tu lado, en las buenas y en las malas. Que no abandonemos nuestro lugar. Danos la fuerza de perseverar con confianza en los momentos más difíciles. Danos luz y fuerza para continuar en la fidelidad a nuestra vocación.

 

14º Estación: Jesús es sepultado

Un sepulcro nuevo para Jesús. A partir de ahora la muerte no es definitiva, es sólo un paso para la vida eterna junto al Padre. A pesar de la muerte, nos acercamos a la Vida. Cristo ha destruido el poder de la muerte y nos da ánimo de esperanza.

Señor, que podamos hacer morir y sepultar nuestros sentimientos más bajos, nuestros actos menos nobles, nuestros pensamientos negativos. Todo te lo entregamos para que con tu propia muerte los transformes en semilla de redención.

 

15º Estación Jesús resucita de entre los muertos

Después de la espera, viene el acontecimiento de la Resurrección. Su Misericordia ha hecho el milagro: Jesús vive! Vive para siempre en medio de nosotros! Se compromete con nuestra historia y nuestro andar de cada día

El se hace presente para animarnos, iluminarnos, escucharnos, perdonarnos, alimentarnos, fortalecernos.

Te damos gracias Señor, por tu Amor infinito y tu infinita misericordia

Sabemos Señor que no nos abandonas.

Ciudad de los Niños es Obra de tu Amor...y que tu Amor nos acompañe y sostenga siempre!

Amén.


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